lunes, 7 de marzo de 2016

Crónica V Ultra Trail Sierra del Bandolero 2016 UTSB


<<No importa cuantas ampollas tengas en los pies, no importa que las fuerzas te flaqueen y pienses que vas a caer al suelo. No importa que las piernas te duelan a reventar... Todo eso puede ser controlado con la fuerza de la voluntad. Todo cientounero lo sabe, y yo ahora también lo sé. No hay más que hablar, salvo accidente, si no has conseguido estar en esta fantastica Alameda, un bonito domingo de mayo luego de un esfuerzo sobrehumano, es que no tuviste la fuerza de voluntad necesaria para conseguirlo.
Y esa fuerza de voluntad debe demostrarse desde el principio hasta el fin, desde el minuto uno, no dejando una grieta en ella en ningun instante por la que se pueda escapar tu sueño. Como a mi me ocurrió los dos años anteriores. Este año no ocurrió asi. "Persigue tu dicha..." repetía en mi cabeza desde el primer minuto, y sólo con eso grabado en la cabeza pude llegar a la meta 22h14m después.">> http://nohaydolo.blogspot.com.es/ 

Esto lo leí antes de hacer la 101 del 2015 y lo aprendí allí, a base de repetirme durante más de 25 km "persigue tu dicha, persigue tu dicha" y visualizando la sudadera finisher que iba a ser mía si o si. Esa voluntad no la he tenido en esta carrera y abandoné en el kilómetro 65 en Ronda a las 9:23 de la mañana, dentro del corte que era a las 10:00 h, ahora viene una pequeña crónica de lo que pasó en la que soltaré alguna que otra excusa barata, pero realmente el resumen es que me rajé y me fuí a casita por no tener la voluntad necesaria para acabar esta prueba 

Recorrido y organización


La idea es hacer un anillo de 155 kilómetros y un desnivel positivo de más de 5000 metros positivos en un máximo de 40 horas.

La organización ha sido impecable, y los voluntarios han demostrado tener más fuerza de voluntad que yo porque allí estaban en medio de la sierra con un frío impresionante atentos a cualquier cosa, si veían que me iba a quitar la mochila al momento tenía a uno para ayudarme, o para cambiar las pilas al frontal, o para preguntarme si necesitaba algo más de comer o beber y al salir del avituallamiento animando. Como ejemplo de la pasta de estos voluntarios...cuando iba en la furgoneta de los retirados de Ronda a Prado del Rey la preocupación de uno de los voluntarios era conseguir que otro voluntario que trajese a abandonados desde Villaluenga echase en la furgoneta las mochilas nuestras y así ahorrarnos el viaje a Villaluenga (allí teníamos la segunda mochila). No lo consiguió pero creo que eso ya resume el espiritu de estos voluntarios.

Mi crónica  

Son las 7:51 de la mañana del sábado 5 de marzo. Hace poco he pasado por delante de la ermita de Montejaque y estoy haciendo lo que en la 101 es "la subida a la ermita" pero ahora la estoy haciendo de bajada camino a Ronda, llamo a mi mujer:
-Me voy a retirar en Ronda
-Vale, visto a las niñas y voy para allí ¿Cómo se llega a Ronda?
-Igual que ayer para llegar a Prado del Rey pero sigue recto. Aún me queda, no tengas ninguna prisa

Acabo de renunciar a seguir en carrera, aún no he llegado a Ronda pero sé que una vez allí, me quite los calcetines empapados, los chinos de los zapatos, me seque los pies con una toalla y me quite las mallas largas y me ponga las mallas cortas secas que me esperan en la mochila de Ronda, es muy probable que me anime a seguir en busca del siguiente corte en Villaluenga en el kilómetro 115 y quiero evitar eso. En un momento de luz, o de cobardía extrema, he tenido claro que esta no era mi carrera y que esa "machada" de seguir hasta Villaluenga podía traerme una lesión en la rodilla y problemas en la ya tensa relación con mi mujer con el tema de las ultras, es decir, si le demostraba que era una persona "madura" que sabía retirarme sin una lesión en ciernes y no como seguramente iba a acabar al llegar al kilómetro 115, quizás se aflojase esa tensión en casa ya que todavía me quedaba Hole, 101, Grazalema Trail, Hagua...

Pongámonos en situación, 6 de la tarde del viernes 4 de marzo. Estoy en la salida de la V Ultra Sierras del Bandolero, justo al lado tengo al corredor que me asistió en el desmayo del cuartel en la 101, nos reconocemos, nos saludamos y me quedo junto a él en la salida, no estoy nervioso, estoy feliz y algo preocupado porque he tomado la salida con más flecos sueltos de los que me gustaría en el tema de material. El principal fleco que por problemas económicos no me he podido comprar unas zapatillas nuevas y no estoy muy convencido de que las que llevo, que me dieron algún susto en el Desafio de las Cumbres, estén para hacer esta prueba...como para responderme a mi duda se coloca junto a mí un corredor en huaraches que me dice que menos es más.

Se dá la salida y los vellos de punta, no puedo describir la sensación es un subidón, la música de Curro Jimenez, el pueblo volcado con la prueba animando  y tú que estás ahí en la salida de la UTSB.

El primer tramo es una pista cómoda prácticamente en bajada hacía el Bosque, aquí lo único que hay que vigilar es el ritmo y no dejarse llevar por la gente que iba muy rápida. Llegada al Primer avituallamiento (Km 11,9) y empezamos a subir por las calles del bosque en busca del cortafuegos, he leído muchas crónicas hablando de este primer reto y por fin le pongo cara. Nada más llegar al cortafuegos saco los palos, que ya no guardaría en toda la prueba, el cortafuegos es duro pero es lo que he entrenado...desnivel fuerte y cómodo nada técnico. Una vez arriba, toca sacar el frontal de la mochila y ponerse a ritmo de los demás corredores en busca del avituallamiento de Llanos del Campo, el frontal ilumina poco pero decido agotar al máximo las pilas ya que por ahora se va siempre en grupo y el recorrido sigue siendo lo entrenado por mí, pista estrecha con llaneos y desniveles sin complejidad, eso si empiezo a tener frío.

La llegada a LLanos del Campo es impresionante, no hago fotos porque hace muuucho frio y llevo los guantes puestos, además quiero ahorrar batería al máximo porque este es otro de los flecos que dejé suelto, solo llevaba una batería externa encima, la otra estaba en Villaluenga pero no había dejado ninguna en Ronda, no tenía dinero para comprar otra, así que sabía que en el trayecto de Ronda a Villaluenga me quedaría sin móvil y cuanto menos lo usara más tarde pasaría esto. En Llanos del Campo me pongo la camiseta de mangas largas, la camiseta corta del club encima y el chubasquero que me ha molestado bastante en la mochila tanto por peso como por volumen, guardo el cortavientos en la mochila. Me como un bocata de salchichón, creo, tomo cocacola, relleno bidones y a seguir.

Ahora vamos buscando Puerto del Boyar, sigo en terreno "cómodo" desvinel pronunciado hacia arriba, frío y niebla, empieza  a haber niebla espesa, la niebla era tan espesa que en una subida había un voluntario que llevaba puesta una baliza luminosa, pues lo tenía encima y solo veía la luz, de repente escucho "vamos un poco más y ya estás en el tercer avituallamiento" y seguía sin ver al voluntario, hasta no estar a dos metros de él no conseguí vislumbar su silueta. En algún momento perdí una baliza y me quedé quieto, sabía que tenía que volver sobre mis pasos en busca de la última baliza pero decidí esperar quieto hasta ver algún frontal, cuando aparecio un grupo de frontales a unos 50 metros les grité si tenían localizada la baliza y al responderme afirmativamente me uní a ellos. Realmente apenas estuve tiempo en algún grupo ya que casi todo el mundo tenía un ritmo "andando" superior al mío por lo que según avanzaban los metros yo siempre prefería ir solo a ir con una marcha de más en mi ritmo. Así, con mucha niebla, mucho frío, pero entero llegué al tercer aviuallamiento del Puerto del Boyar, me dí cuenta al pasar junto a una portería de que yo había estado en este área recreativa varias veces de día, pero de verdad que no le había puesto nombre.

En este avituallamiento tomé de todo lo que me ponían y me puse rápido en camino, atravesamos una valla que delimitaba el área recreativa. Aunque con la niebla no se veía nada yo recordaba lo que había delante mía de la última vez que estuve aquí con la familia. Lo recordaba muy bien porque había un pedazo de montaña y aquel día pensé "subir eso si que es trail de montaña y no lo que yo hago" pues allí estaba a punto de hacerlo. Allí, tras esa valla,  todo cambió.Yo en cada avituallamiento preguntaba cuanto quedaba para el siguiente avituallamiento y esa era mi nueva meta, me dijeron 12,5 kilómetros así que todo iba bien y sobre la una de la noche estaría en Villaluenga, o eso pensaba yo.

El tramo Puerto del Boyar - Villaluenga es de lo más técnico y duro que he realizado en mi vida de corredor y me tocó hacerlo por primera vez dentro de este ultra trail. El problema no era el desnivel era el terreno, piedra caliza mojada, piedras y fango, pero no fango del que se te pega a la suela si no fango del que resbala y que de vez en cuando pisas y metes el pie hasta algo más del tobillo y rápidamente se cubre por encima del zapato y tienes que hacer fuerza para sacar el pie sin dejar el zapato en el barro. Me gustaba, iba de subidón apoyándome continuamente en los palos y sin prisa, disfrutando. Hacía mucho frío y una niebla que me hacía temer que volvería a perderme, aunque la balización estaba muy bien era imposible ver algunas balizas hasta que no estabas al lado de ellas. He conocido por primera vez el significado de "crestear" y de no pisar sobre tierra si no solo y exclusivamente sobre piedras calizas, algunas afiladas, otras resbaladizas y otras ocultando una grieta en la que se quedaba pillado el bastón.

Tras salir de esa zona extremadamente técnica, dura y muy exigente, al menos para alguien con mi experiencia, llegamos a una zona en la que el terreno era más tipo fangoso con piedras. Tenía los pies empapados y por los agujeros que tenía en la zapatilla (sí, me fuí a la UTSB con unas zapatillas rotas) me había entrado infinidad de chinos que me pinchaban sobre todo los dedos gordos de los pies, pero había conseguido ir en un grupo de cuatro y no quería pararme y quedarme solo, en eso estaba cuando empezó a caer agua, primero pensamos que era el agua cayendo de los árboles, luego que la niebla se había vuelto tan espesa que era como lluvía y al final salimos de dudas porque nos cayó una buena tromba de agua. Así, agrupados avanzábamos buscando las balizas, soportando la lluvía y pisando sobre el fango y la lámina de agua que había, cuando no veíamos la baliza nos abríamos y cada uno buscaba por un lado, así llegamos a una valla que teníamos que atravesar pero no dábamos con la puerta, aprovechando una tregua de la lluvia saqué el móvil donde tenía el track y una aplicación gps y me orienté para saber si debía seguir la valla hacia la izquierda o hacia la derecha. Era hacia la izquierda, por fin encontramos la puerta y al atravesarla y mirar hacia atrás vi que nos alcanzaba un grupo de unos diez marchadores. Al poco de atravesar la valla otra vez empezó a llover, y entre la lluvía y la niebla volvíamos a no saber hacía donde era, alguien dijo "hacía arriba y a la izquierda" en ese momento yo iba en cabeza y seguí "hacia arriba y a la izquierda" sin ver baliza, alguien del grupo gritó "por aquí" y todos lo seguimos, como era en sentido contrario al que yo iba pasé de ir en cabeza a ir el último.  Entramos en una zona de bajada con bastantes balizas y yo iba a un ritmo muy incómodo, me hubiese gustado bajar más lento pero era el ritmo que marcaba el grupo y no era momento de quedarse atrás, allí y con esa lluvía no.

Un marchador (porque no éramos corredores éramos marchadores) que conocía la zona me dijo que nos preparásemos para la bajada de Villaluenga que muchos la conocían como "la cuesta de la UVI" le pregunté si quedaba mucho y me dijo que si que todavía estábamos por el navazo alto o bajo no sé cual me dijo. Toda esta zona fue la peor, con diferencia, para mí debido al ritmo del grupo.Pegué varios traspies, metí dos veces el pie en una grieta donde me hice polvo el tobillo no por torcedura, que también, si no porque la piedra me hizo cortes en el tobillo que con el frío se notaba mucho más, pero no quería ir más lento porque si inseguro era ir a un ritmo que no era el mío (estamos hablando de andar) más inseguro me resultaba separarme del grupo en esta zona.

Por fin llegó la cuesta de bajada de Villaluenga, según me dijo el hombre que conocía la zona esta bajada se podía hacer en unos 40 minutos fácilmente. Nosotros tardamos de una hora y media a dos, ni lo sé. Piedras mojadas donde resbalé y caí de culo más de cuatro veces y zonas de fango que para mis zapatillas eran un tobogán de fango, no exagero, tenía que clavar los palos delante mía e ir paso a paso. Hubo un momento que me planteé ponerme de culo y bajar arrastrando el culo aunque aquello me llevase toda la noche, total de los culazos que ya había pegado ya tenía empapada las mallas y los calzoncillos. Cuando por fin estábamos casi abajo, o eso intuíamos porque con la niebla tampoco se podía saber, una corredora nos dijo "venga pensad que a las 6 ya estamos en Ronda" le dijímos que eso era imposible y al saber la hora, las 2:50 am, nos comentó que era el año que más lento llegaba aquí que ella solía llegar sobre la una. Ya una vez el pueblo esta corredora se puso a andar muy rápido y me dijo "jeje, los avituallamientos siempre los ponen al final del pueblo" fuí incapaz de seguir ese ritmo andando con los palos y la perdí antes de llegar al avitullamiento de Villaluenga.

En el avituallamiento de Villaluenga (km 37,2) por fin pude tomar café, era soluble, ya tenían preparado el vaso con las cucharadas de café y le añadian la leche, les explique que yo lo quería sin leche y se las ingeniaron para calentarme agua y ponerme un café solo. En este avituallamiento me comí dos bocadillos, había unas estufas tipo seta y muchos corredores secándose la ropa en ellos, me sorprendió ver a algunos corredores con los que había coincidido en las salidas de otras trails y que yo sabia que eran "buenos" allí todavía, eran las tres y cuarto de la mañana. Tras reponer agua, y comer algo de fruta me puse en marcha iba solo y estaba algo inquieto, no sabía si lo peor ya había pasado o no, no sabía si iba a llover o no (me dijeron que no pero estaba en duda) y no sabía si al ir solo sería capaz de no perderme.

Pronto salí de dudas, lo peor en cuanto a zona técnica ya lo había pasado, por aquí no había niebla y todo estaba muy bien balizado. Me encontré en este tramo muchas zonas corribles pero comprobé que el tramo Puerto del Boyar-Villaluenga me había pasado factura, tenía doloridas las dos rodillas especialmente la izquierda y los tobillos, y trotar era doloroso. Estaba bien físicamente  pero el hecho de trotar me dolía, aquello era mala señal ya que quedaba mucha carrera para empezar con molestias en las rodillas.

Del tramo Villaluenga a Llanos de Líbar pasé frío, sobre todo en la cara, en las manos, ya que tenía los guantes empapados, y en los pies. Los pies eran cosa aparte...aunque este tramo tuvo algún desnivel aquí lo destacable fue una zona llana en la que pisaras por donde pisaras había fango con una lámina de agua por encima. Llevaba tiempo con un dolor ya insoportable en los pies de clavarme los chinos pero es que no había forma de pararme que no fuese sentándome sobre el fango ya que de pie y doblando la pierna me era imposible por el dolor de las rodillas. También empezó una pequeña molestia en las nalgas, ahí si que no lo dudé, paré apoyé en unas piedras la mochila para buscar la vaselina y allí estaba yo a altas horas de la madrugada en los Llanos de Libar, con un frío que te hacía que se te saliesen los mocos, untándome el trasero en vaselina, cuando consideré que estaba bien protegida la zona a recoger y a seguir. Por fin a los lejos ví el refugio, se podía adivinar su silueta y una luz muy ténue a través de las ventanas, cuanto más me acercaba más nitida era la imagen, por lo que veía por las ventanas parecía como si estuviesen iluminados con velas y, lo que más me preocupaba, se veían muy pocas sombras de corredores. Al llegar yo salía de él la corredora de la bajada de Villaluenga. En este refugio había una chimenea encendida y aunque cuando estaba en la operación "vaselina" pensé que en el siguiente avituallamiento me quitaría los chinos de las zapatillas, la chimenea me hizo cambiar de idea ya que no quería estar sentado con la cabeza agachada con calorcito ya que temía que al levantarme me fuese al suelo. Aproveché para hacer el cambio de pilas del frontal con la ayuda de un voluntario y opté por irme rápido de la trampa que suponía esa chimenea, no sin antes cometer el mayor error de toda la carrera...había escuchado hablar a los voluntarios que ya a este avitullamiento se esperaba que llegasen pocos más corredores, le pregunté a la voluntaria, que me había tomado nota del dorsal, cuántos habíamos llegado y me dijo que 320. Al salir yo del refugio llegaba un portugues con el que luego coincidiría.

Estaba hecho polvo, yo pensaba que estaba algo más adelante y acaba de descubrir que prácticamente estaba cerrando la carrera. Es muy fácil pensar ahora leyendo la crónica que eso era una tontería, pero en aquel momento saber que era de los últimos me supuso un mazazo, el frío era importante de hecho en las partes que llevaba al descubierto de la cara llegaba a sentir dolor, había una parte encima del ojo derecho que no conseguía cubrirme bien con la braga y parecía que se te iba a congelar, el viento helado dolía.

Empezaba un tramo en solitario, con mucho frío, frío cortante y mucho viento, vamos que andabas más rápido para intentar no enfriarte, pero en terreno cómodo por carriles. Me apoyé en un árbol y como pude me quité lo chinos de las zapatillas, digo como pude porque en el calcentín tenía una capa de barro pegado. Esta zona dentro del frío y del viento, la disfruté bastante tuve mi momento "soledad en la sierra mirando las estrellas", yo había estado ya en esta zona pero no recordaba si en la Ultra Libar o en la Marcha de la Cueva del Gato, pero estar allí de noche pudiendo ver aquél cielo estrellado, la silueta de las montañas a cada lado,con mi lucha particular con el frío y el viento...estaba disfrutando ¿Cuántas personas tenían la oportunidad de vivir aquello? Cuando escuché al portugués trotando detrás mía volví a la carrera, al pasar delante mía me dijo "vamos" era una bajada totalmente trotable y el ritmo del portugues era lentito y cómodo así que me probé y me puse a trotar junto a él, así hicimos toda la bajada hacía Montejaque hasta que paré para orinar y porque estaba viendo algo las estrellas, esta vez no las del firmamento si no las de dolor en las rodillas. Asumí que no iba  a trotar más al menos hasta despues de Ronda que ya tuviese unas mallas y unos calcetines secos. Me adelantó un corredor más a trote y supuse que ya si que sería el último o casi. Estaba a escasos metros de la entrada de Montejaque y moralmente estaba tocado, no estaba preparado para saber que era el corredor que cerraba la carrera.

Esa decisión de no trotar, ese dolor en las rodillas y saberme el último me hizo que la entrada en Montejaque fuese con estado de ánimo bastante bajo. El trayecto desde la entrada del pueblo al avituallamiento es donde dejé abierta "esa grieta por la que puedes dejar escapar tú sueño", ese pequeño tramo por el pueblo fuí cabizbajo, arrastrando los pies, en actitud de derrota. En el avituallamiento apenas quedaba algo de chocolate, un poco de frutos secos y un café que compartí con otro corredor, hablo de las cosas que como porque también había colacao y más cosas. Al salir pregunté por el siguente punto de avituallamiento que era Ronda, uuuufff Ronda me temía lo peor, sabía lo que venía ahora...era la bajada del cementerio de Montejaque que ya hice en la 101 y en la Libar Adventure, pero esta vez era subiéndola.

Mi cara en Montejaque. Foto de Juan Duran

Subí la cuesta, pasé por delante de la ermita y ahora tocaba una bajada, de nuevo trotable, que en la 101 es la famosa subida a la ermita. Ya había pasado dos veces por aquí en la 101 y en la Libar Adventure. A pesar de ser trotable yo de nuevo simplemente andaba, veía a lo lejos Ronda y pensaba: no está lejos Ronda. Calculaba que llegaría sobre las 9:30 de la mañana, cuando yo había previsto llegar en el rango de las 6 a las 8 de la mañana. Recordé el consejo de un corredor de ultras experimentado que me dijo que si llegaba a ronda después de las 9 lo mejor que podía hacer era quedarme allí y ahorrar fuerzas. El saberme último, o casi último, y el verme tan frito para no llevar ni 60 km me estaba carcomiendo, en Montejaque no me había quitado los chinos, ni había aprovechado la subida asfaltada para sentarme en ella y limpiarme bien de una vez los zapatos, esa cuesta habría sido el sitio ideal ya que me habría sentado sobre cemento y contemplando con traquilidad el maravilloso paisaje que se mostraba ante mis ojos, ya que empezaba a amanecer. Me propuse hacerlo ahora, me apoyé en el bastón levanté un poco el pie izquierdo, noté la molestia de la rodilla y pensé: ya mejor en Ronda que ya me quito toda esta ropa y me pongo calcetines secos.

Ahora venía otra tralla mental, en Ronda me pondría muda seca,  las mallas cortas y las pantorrilleras que tenía en la mochila de allí, pero tendría que cargar con el chubasquero y las mallas largas que llevaba puestos porque era obligatorio llevarlos encima según el reglamento. Primero recordé lo pesada que me resultó la mochila hasta que no saqué el chubasquero y ahora sería el chubasquero, las mallas largas mojadas y llenas de barro hasta el culo y el cortaviento que llevaba en la mochila y que no sabía si lo dejaría en Ronda o también lo llevaría a la cintura o puesto. Seguidamente me puse a pensar en el error de no tener una bateria externa en Ronda ya que en el trayecto Ronda- Villaluenga me iba a quedar sin batería y dejaría preocupada a mi mujer...vaya mi mujer, mis niñas, empecé a pensar manteniendo una conversación conmigo mismo:

- Si voy tieso de molestias en las rodillas y voy a ir andando con los palos de aquí a Villluenga seguramente no llegue al corte de las 22:00 horas.
-Ya pero tengo que intentarlo y llegar hasta donde llegue, a eso hemos venido a darlo todo.
- Aro aro y donde llegues estarás tieso de fuerzas tendrás que arrastrarte hasta el próximo avituallamiento y si no es Villaluenga pedir por favor que te presten un teléfono para llamar a casa...uufff y si me retiro en Ronda y paso el sábado con mi familia y esta noche la paso en casa con mi mujer...que llevas una tercera parte y llevas las rodillas que no has sido capaz de quitarte los zapatos.

De repente la opción "en Ronda abandono" se había instalado en mi cabeza y tenia todo el sentido del mundo hacerlo así. En esas estaba cuando me adelantaba el portugues diciéndome "vamos, vamos"con su trote suave. Ahí me vino una nueva inspiración y si al llegar a Ronda al ver que son las 9:30 y una vez vaya al baño a hacer lo que tengo que hacer, me quite estas mallas, estos calzoncillos mojados y estos calcetines embarrados y me seque los pies con una toalla, me cruzo con el típico corredor o voluntario que me da moral me envalentona y acabo trotanto 12 horas más por aquí, porque como mucho van a ser 12 horas porque aunque llegue a Villaluenga en tiempo allí llego muerto o lesionado...así que decidí llamar a mi mujer para así asegurarme de que ya no había vuelta atrás, cogí el telefono y llamé a mi mujer:
Me voy a retirar en Ronda
-Vale, visto a las niñas y voy para allí ¿Cómo se llega a Ronda?
-Igual que ayer para llegar a Prado del Rey pero sigue recto. Aún me queda, no tengas ninguna prisa
El momento exacto en el que acaba de llamar a mi mujer y seguía pensando si sería capaz de quitarme los chinos

Los famosos chinos una vez pude sentarme en un coche y quitarme con esfuerzo  la zapatilla

2 comentarios:

  1. triste y dura ,dura experiencia te toco vivir compañero,pero veo tambien que en tus comentarios mencionas otras ultras acabadas con satisfaccion eso es bueno y el tiempo que pasaste luego en familia mejor.gracias por compartir tus vivencias con otros q como yo se han atrevido a apuntarse este año ,espero estes repuesto del "susto"y haber si nos vemos en alguna meta-salida .un abrazo hno.

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  2. gracias por comentar, este año también estaré allí en la larga y mis compañeros en la corta. Este año espero acabar aunque en pruebas como esta nunca se sabe. un saludo

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